lunes, 25 de noviembre de 2019

La etiqueta del tarro


Lo que tienen los populismos, tanto de derechas como de izquierdas, es que entre tontería y tontería, dicen una verdad de las de Perogrullo, de esas que te hacen decir, “es cierto, tienen razón” y es cierto, tienen razón, en esa verdad que meten de por medio.

VOX quiere rebajar la presión sobre los maltratadores y sale diciendo que aunque solo sea un 1% la vida de un hombre vale lo mismo que el de una mujer, ¡faltaría más! Por supuesto que si, lo que menos importa es la etiqueta que se le pone al tarro, sea violencia de género, violencia intrafamiliar o violencia domestica.

Lo mínimo que se espera de un político, es que cuente con un poco de formación, o en su defecto, que con el dineral que nos cuestan sus asesores, este bien asesorado.

Cuando se pretende resolver un problema se analiza y se agrupa por casuísticas, por grupos de afinidad para tratar de dividir el problema y poder abordar los distintos casos.

En esto de la violencia de (poner el apellido que más os guste) los números son más que evidentes, no tengo el dato, pero ¿de que estamos hablando? ¿del 95 del 98%? No hace falta hacer un master en la RJC para saber que es ahí donde hay mayor recorrido de mejora y que esa abrumadora cifra requiere de medidas específicas y además urgentes.

Por supuesto que la vida de un hombre vale tanto como la de una mujer, ni más ni menos, ya sea un anciano maltratado por su hija, un niño maltratado por su madre y si, también un hombre maltratado por su pareja, siendo todos los casos importantes, donde hay que actuar de forma contundente y con urgencia es contra la violencia que sufren muchas mujeres.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Algo incomprensible


Por lo menos, a mí me cuesta de comprender. Varios dirigentes independentistas están en la cárcel o el exilio por poner unas urnas y ahora que las pone el estado español, cuentas los medios de comunicación que en Catalunya se pretende dificultar la jornada, eso, o es un bulo o algo difícil de explicar.

Todas las elecciones son en si mismo unos plebiscitos. Si el resultado de las urnas en Catalunya fuera de forma incontestable en favor de los partidos que apoyan el independentismo, a nivel internacional quedaría más que demostrado cual es la voluntad del pueblo catalán.

Tal vez eso es lo que se quiere evitar, dar una pobre imagen, sin caer en la cuenta que, en tanto no se consiga la independencia, Catalunya depende del gobierno español, por lo que sería interesante elegir bien a los representantes.

Resulta un tanto paradójico, cuarenta años de dictadura, otros cuarenta de democracia y de pronto las urnas se convierten en protagonistas.