sábado, 20 de agosto de 2011

A Daniel Nuevo


Después de tantas entradas en el blog, resulta un tanto difícil decir algo nuevo, a parte de mi solidaridad.
Quisiera poder decir que has sido valiente, pero creo que no ha sido así, amparado en tus credenciales de periodista, te has creído a salvo y que no corrías ningún peligro, y eso sería lo normal en un estado, no digo democrático, sino simplemente civilizado, donde se respeta no solo la libertad de expresión, sino algo más básico, que es la libertad de información.
Tal vez porque empiezo a ser viejo, no he podido evitar el recordar y al ver el video de la agresión que has sufrido me he retrotraído al final de la década de los 70, cuando pocos periodistas, y siempre extranjeros, se atrevían a cubrir una manifestación en España.
Años después, para hacer un cambio de imagen, se cambio el color del uniforme, acuñándose el eslogan “de gris o de marrón, un cabrón es un cabrón” y debe ser verdad, después de todo el habito no hace al monje, y como soy bien pensado, quiero creer, que solo se trata de simples sádicos que se enrolan en el cuerpo de policía para dar rienda suelta a sus inclinaciones desacreditando el uniforme que visten, traicionando su objetivo final, un policía solo es un funcionario al que pagamos un sueldo con nuestros impuestos para que vele por nuestra seguridad y nos proteja de las agresiones de terceros, no para que sea el él agresor.
No faltara quien justifique esta barbaridad alegando que la chica había insultado a los agentes, pero en caso de ser así, muestran una falta absoluta de profesionalidad, se supone que la intervención de la policía se realiza en un ambiente de crispación, y en esas situaciones es fácil escuchar cualquier tontería. En cualquier caso, el golpe propinado a la chica (la cual no representaba ningún peligro para los fornidos agentes) sería opinable, pero la brutalidad empleada contra un quien toma la imagen nunca será justificable, salvo que esos señores tuvieran la clara conciencia de que lo que habían hecho era absolutamente ilegal.
También justificara la acción alegando el estrés y la fatiga, para ese caso que vayan al medico y tomen la baja, o sencillamente que abandonen el puesto de trabajo, los controladores aéreos lo han hecho y ahí esta, es una irresponsabilidad muy grande permitir que deambulen por la calle y armados personajes incapaces de controlar el estrés.
Pero insisto en mi creencia de que solo se trata de sádicos amparados en un uniforme, estoy convencido que si en lugar de retratarle la cara, se hubiera hecho una foto de la bragueta se podría apreciar que iba erectado y gozando con la situación de poder y superioridad, como decía Benedicto XVI, “creyéndose dioses que pueden decidir quien es digno de pasear por las calles y quien debe ser purgado”
La alternativa sería pensar que ese grupo de policías actuaban siguiendo ordenes o consignas, pero ya he dicho que soy bien pensado y esa alternativa no puedo contemplarla.
Quiera el Dios de los cristiano, la diosa fortuna o simplemente el azar, que tras una de estas actuaciones no haya un fallecimiento, un golpe tonto en la cabeza al caer al suelo, un infarto por la situación de nervios o cualquier otra eventualidad, porque entonces la situación que se viene viviendo daría un giro desagradable que no beneficiaria a nadie.

jueves, 18 de agosto de 2011

El discurso del Papa

Que bonita es la ignorancia y la mala memoria, hoy Benedicto XVI, en Madrid, Se ha pronunciado con firmeza en la defensa de la vida y ha arremetido contra "los que se creen dioses y deciden sobre quien es digno de vivir o puede ser sacrificado" (ABC), y nadie le ha recordado que hace un par de años, el mismo Benedicto XVI declaraba venerable a Pío XII, aquel Papa que condeno enérgicamente el marxismo, mientras bendecía los cañones nazis, y no bendijo los campos de exterminio y sus cámaras de gas, porque no le invitaron a hacerlo.
Si esto no es doble moral, “Que venga Dios y lo vea”, parece ser que la muerte de gitanos y comunistas en los campos de exterminio, (que fueron más que judíos) no cuentan, o es que era decisión de Dios, y allí habían desde niños a ancianos, pasando por mujeres embarazadas.
Creo sinceramente, que después de declarar venerable a Pío XII, Benedicto no es quien para hablar de la vida o la muerte.